Poemas en homenaje a la tierra que me adoptó:Pocho, departamento del oeste cordobés en Argentina.
¡Pampa de Pocho! Te despliegas perezosa entre palmares y algarrobales; entre aromas, silencios y lastimeros churcales.
Tu silueta lujuriosa funde el ritmo cadenciosos de tus ríos, el rojo estridente de mil atardeceres junto a la transparencia de tu cielo fileteado de volcanes.-
¡Pampa de Pocho! Bendita tierra tapizada de verdores, embriagada por tus encantos esperas pacientemente el fruto de tus maizales
(Antología S.A.D.E 99 Poesía)
REMINISCENCIAS
Puchú, Puchú. tu nombre de valiente ha quedado hundido en el corazón de la pampa pochana; esa tierra bendita que atesora mil batallas. Tus huellas duermen bajo los caminos polvorientos; mientras brota quejumbrosa la sal desde la profundidad de tus dominios.
Tu raza quedó escondida bajo la alfombra de maizales vertiendo la fuerza de un pueblo ya desaparecido. La misma luna, el mismo sol, las mismas sierras que tus ojos absorbieron para prenderse de tu corazón.
Puchú, Puchú, el latido de tu pecho bravío estalla cada atardecer en su matiz enrojecido. Mientras, el canto de tu tierra duerme entre miles de palmares sacudiendo sus crestas sobre misteriosos pedregales. (Traslasierra. Voces del 2.000. Antología)
CANTO A TANINGA
Taninga, quiero pintarte con brillos de estrellas, con hebras de lunas.
Taninga, deseo cantarte con murmullo de agua brincando de piedra en piedra.
Taninga, quiero salpicar tus lomadas con brisas de noches veraniegas. Aquietarte con el frío de los inviernos abrazada por el gélido viento sureño.
Taninga, quiero alumbrar la alfombra aterciopelada de tus pastizales. Quiero aunar el canto de los grillos, de las chicharras y el andar silencioso de graciosas vizcachas.
Quiero pintarte con mis sueños desatando mi canto mientras cabalgo entre tus cerros y lomadas. (Traslasierra. Voces del 2000. Antología)
DESCUBRIR
Velia Villarreal
En esas noches pochanas, acunada con el suave cantar de las chicharras, descubrí la inmensidad entre destellos de noches estrelladas.
Y aquí me encontré, entre sierras y palmares, bajo una luna dibujada.
Y aquí me quedé, para el ver el verdor de los maizales, para sentir la fragancia diáfana de hierbas y algarrobales.
Pocho, Pocho ! Eres la tierra donde ha quedado mi simiente. Un hijo que absorbe tu esencia tradicional, las siluetas de tus cerros, el color de tus amaneceres, la transparencia de tus ríos recorriendo caminos de piedra y sal.