lunes, 6 de noviembre de 2023

HOY ME PREGUNTO.

 HOY ME PREGUNTO
¿Qué puedo decir yo,
una simple mujer obnubilada
por tanto dolor y padecimiento?
¿Qué puedo decir yo,
si soy un grano de arena
perdido en el mar, apretando mi pena?
¿Qué puedo decir yo,
si se me congela el alma
ante tantos que viven
entre la sangre y la violencia?
Puedo decir, o preguntar…
¿Por qué tanto desenfreno?
¿Por qué tanta insensibilidad?
¿Por qué los niños?
¿Por qué la miseria?
¿Por qué la metralla en vez de una flor?
Gladys Acevedo. Noviembre 2023

jueves, 2 de noviembre de 2023

¿Qué es la muerte? Reflexión.


         Hoy amanecí pensando qué es la muerte. ¿Será porque soy consciente de tantos que sufren por las guerras, el egoísmo, la deshumanización, el caos y total confusión? Y… ¡cómo no hundirme en el dolor cuando miradas vacías y bocas silenciadas abruman la noche, oscurecen los días!

         En el jardín, con el verdor de la naturaleza, el cielo intensamente celeste, los ruidos propios del entorno y el tiempo caminando sigiloso, un abanico de incertidumbres se cuelga de las suaves sombras estampadas en el embaldosado. Dejo mi espíritu volar con la brisa.

         Esta mañana existo siendo verdor, siendo cielo, siendo luna, siendo pájaro, siendo el todo. Es una mañana de Noviembre que me invita a enhebrar palabras, con intentos locos de respuestas que nacen en un vacío profundamente oscuro que perfora mi ser. Y desde la quietud matinal un nuevo camino en la vida se abre para preguntarme simplemente:

¿Qué es la muerte?

¿Es el no escuchar el canto de las chicharras

o ser el canto que se agolpa entre el follaje del nogal?

¿Es la sequedad del pasto que se aprieta en la tierra polvorienta;

o el reverdecer impetuoso después de la lluvia esperada?

¿Es la ausencia del ser amado

o el renacer de los mejores momentos vividos

impregnados de risas, de charlas, de desacuerdos?

¿Es caminar sola en la profunda oscuridad

con los miedos, las inseguridades, las tristezas, la soledad;

o es la luz que destella al final bañándonos de paz?

¿Qué es la muerte sino un paso,

un cambio de estado, un pasaje, una traslación?

          Y como si un rayo de luz iluminara mi vacío, las respuestas fluyen dibujando interpretaciones con intentos de afirmaciones, argumentos y elucubraciones.

                    Aceptamos la muerte porque el cuerpo, lo físico, dejó de funcionar. El corazón dejó de latir, las pupilas se dilataron y un color grisáceo ha tomado toda la piel. La frialdad se apodera de ese cuerpo que rió, lloró, vivió. Pero…. Muerte ¿no son además las ausencias, los olvidos, las indiferencias, el descarte, la desvalorización y tantas otras situaciones que dejan fría el alma?

                 Las ausencias son el no estar, ni de una u otra manera, tan cercana al olvido; y olvidar, situación más intensa porque ni siquiera una pestaña del recuerdo moviliza a quien olvida. Es un diluirse en la vida misma tal vez porque no fueron importantes; o quizás como el agua y el aceite, no pudieron amalgamarse. Pero el olvido es para algunos, porque en otros los recuerdos quedan, se instalan y conforman de alguna manera la vida de quien recuerda.

                 Si hablamos de la indiferencia, es la falta de sensibilidad por el otro, el no importar si está o no está; es como un objeto más, algo para descartar. Sin sensibilidad la vida no es, son reflejos de la acción, es un ir sin ir.

                   Y en este ir y venir de pensamientos descubro y me pregunto: ¿Qué relación hay entre estas situaciones cotidianas y la muerte física? Entonces como desgarrándose la oscuridad de la incertidumbre me contesto:
                - Simple. Con la muerte física no hay esperanza de renacer, pero desde lo espiritual, cuan maravilloso se percibe el renacer!! Será que la muerte física es el trampolín o el portal para ser el todo?
Esa es la esperanza, la nueva esperanza de los que creemos
en una vida en el más allá.


 

Mi Sentir

Poemas en homenaje a la tierra que me adoptó:Pocho, departamento del oeste cordobés en Argentina.

¡Pampa de Pocho!
Te despliegas perezosa
entre palmares y algarrobales;
entre aromas, silencios
y lastimeros churcales.

Tu silueta lujuriosa funde
el ritmo cadenciosos de tus ríos,
el rojo estridente de mil atardeceres
junto a la transparencia de tu cielo
fileteado de volcanes.-

¡Pampa de Pocho!
Bendita tierra tapizada de verdores,
embriagada por tus encantos
esperas pacientemente
el fruto de tus maizales


(Antología S.A.D.E 99 Poesía)


REMINISCENCIAS

REMINISCENCIAS

Puchú, Puchú.
tu nombre de valiente
ha quedado hundido
en el corazón de la pampa pochana;
esa tierra bendita
que atesora mil batallas.
Tus huellas duermen
bajo los caminos polvorientos;
mientras brota quejumbrosa la sal
desde la profundidad de tus dominios.

Tu raza quedó escondida
bajo la alfombra de maizales
vertiendo la fuerza de un pueblo
ya desaparecido.
La misma luna,
el mismo sol,
las mismas sierras
que tus ojos absorbieron
para prenderse de tu corazón.

Puchú, Puchú,
el latido de tu pecho bravío
estalla cada atardecer
en su matiz enrojecido.
Mientras, el canto de tu tierra
duerme entre miles de palmares
sacudiendo sus crestas
sobre misteriosos pedregales.
(Traslasierra. Voces del 2.000. Antología)


CANTO A TANINGA

CANTO A TANINGA

Taninga,
quiero pintarte
con brillos de estrellas,
con hebras de lunas.

Taninga,
deseo cantarte
con murmullo de agua
brincando de piedra en piedra.

Taninga,
quiero salpicar tus lomadas
con brisas de noches veraniegas.

Aquietarte con el frío de los inviernos
abrazada por el gélido viento sureño.

Taninga,
quiero alumbrar
la alfombra aterciopelada
de tus pastizales.
Quiero aunar el canto de los grillos,
de las chicharras
y el andar silencioso
de graciosas vizcachas.

Quiero pintarte con mis sueños
desatando mi canto
mientras cabalgo entre tus
cerros y lomadas.
(Traslasierra. Voces del 2000.
Antología)



DESCUBRIR

DESCUBRIR
Velia Villarreal

En esas noches pochanas,
acunada con el suave cantar de las chicharras,
descubrí la inmensidad
entre destellos de noches estrelladas.

Y aquí me encontré,
entre sierras y palmares,
bajo una luna dibujada.


Y aquí me quedé,
para el ver el verdor de los maizales,
para sentir la fragancia diáfana
de hierbas y algarrobales.

Pocho, Pocho !
Eres la tierra donde ha quedado mi simiente.
Un hijo que absorbe tu esencia tradicional,
las siluetas de tus cerros,
el color de tus amaneceres,
la transparencia de tus ríos
recorriendo caminos de piedra y sal.

(Traslasierra. Las voces del 2000 . Antología)