martes, 23 de mayo de 2023

jueves, 18 de mayo de 2023

¡Yo me callo, tú te callas, él se calla!

                 -¡Yo me callo, tú te callas, él se calla!- mantra que aún persiste en mi interior recordando el camino devorado por la ventanilla del ómnibus mientras la neblina diluye los contornos de la banquina. El parabrisas empañado dibuja hilos paralelos hasta llegar a la consola vertical del vehículo. Una chicharra intermitente acusa que el chofer superó la velocidad admitida. El chirrido de los frenos, otra vuelta en el asiento acomodando mi humanidad sobre el asiento desgastado mientras una voz: -A La Falda. Son $5,20 – aclara el chofer mientras con gesto autómata prepara el boleto.

-¿Cómo ... aumentó?- sorprendido el pasajero con la mirada incrédula.

- Sí, hoy aumentó y el próximo es para el 5 de octubre.

                   Silencio y desazón. Simplemente el pasajero revuelve en su bolsillo sacando lo que le falta para completar el pago. Y en mi interior: - Yo me callo, tú te callas, él se calla…..”

                  El vehículo retoma el envión, cruje la caja de velocidad, la puerta se cierra con un golpe seco cortando el frío que en instantes invadió el habitáculo. Un nuevo giro en el asiento. La ventanilla continúa tragándose la ruta desdibujada a través de la humedad. Amortiguada escucho a otro pasajero con su charla monótona dirigiéndose al conductor hasta que como en un susurro escucho:

-“ Avisale al próximo chofer que no tengo luz de giro, ni balizas. Que las luces bajas son muy débiles…”- 
                    Dentro mío estalla la impotencia: aumenta el precio del servicio disminuye la calidad. Y más aún… sin las normas reglamentarias, mayores posibilidades de accidentes.

 -“Yo me callo, tú te callas, él se calla……” y así con la monotonía de este mantra me quedo, se queda, nos quedamos en silencios encerrados en el mutismo, en el no te metas, en una inmovilidad crónica transformándonos en espectros, marionetas de los grandes capitales.

Mi Sentir

Poemas en homenaje a la tierra que me adoptó:Pocho, departamento del oeste cordobés en Argentina.

¡Pampa de Pocho!
Te despliegas perezosa
entre palmares y algarrobales;
entre aromas, silencios
y lastimeros churcales.

Tu silueta lujuriosa funde
el ritmo cadenciosos de tus ríos,
el rojo estridente de mil atardeceres
junto a la transparencia de tu cielo
fileteado de volcanes.-

¡Pampa de Pocho!
Bendita tierra tapizada de verdores,
embriagada por tus encantos
esperas pacientemente
el fruto de tus maizales


(Antología S.A.D.E 99 Poesía)


REMINISCENCIAS

REMINISCENCIAS

Puchú, Puchú.
tu nombre de valiente
ha quedado hundido
en el corazón de la pampa pochana;
esa tierra bendita
que atesora mil batallas.
Tus huellas duermen
bajo los caminos polvorientos;
mientras brota quejumbrosa la sal
desde la profundidad de tus dominios.

Tu raza quedó escondida
bajo la alfombra de maizales
vertiendo la fuerza de un pueblo
ya desaparecido.
La misma luna,
el mismo sol,
las mismas sierras
que tus ojos absorbieron
para prenderse de tu corazón.

Puchú, Puchú,
el latido de tu pecho bravío
estalla cada atardecer
en su matiz enrojecido.
Mientras, el canto de tu tierra
duerme entre miles de palmares
sacudiendo sus crestas
sobre misteriosos pedregales.
(Traslasierra. Voces del 2.000. Antología)


CANTO A TANINGA

CANTO A TANINGA

Taninga,
quiero pintarte
con brillos de estrellas,
con hebras de lunas.

Taninga,
deseo cantarte
con murmullo de agua
brincando de piedra en piedra.

Taninga,
quiero salpicar tus lomadas
con brisas de noches veraniegas.

Aquietarte con el frío de los inviernos
abrazada por el gélido viento sureño.

Taninga,
quiero alumbrar
la alfombra aterciopelada
de tus pastizales.
Quiero aunar el canto de los grillos,
de las chicharras
y el andar silencioso
de graciosas vizcachas.

Quiero pintarte con mis sueños
desatando mi canto
mientras cabalgo entre tus
cerros y lomadas.
(Traslasierra. Voces del 2000.
Antología)



DESCUBRIR

DESCUBRIR
Velia Villarreal

En esas noches pochanas,
acunada con el suave cantar de las chicharras,
descubrí la inmensidad
entre destellos de noches estrelladas.

Y aquí me encontré,
entre sierras y palmares,
bajo una luna dibujada.


Y aquí me quedé,
para el ver el verdor de los maizales,
para sentir la fragancia diáfana
de hierbas y algarrobales.

Pocho, Pocho !
Eres la tierra donde ha quedado mi simiente.
Un hijo que absorbe tu esencia tradicional,
las siluetas de tus cerros,
el color de tus amaneceres,
la transparencia de tus ríos
recorriendo caminos de piedra y sal.

(Traslasierra. Las voces del 2000 . Antología)