Los acontecimientos de hoy en nuestro país son como ecos que se desprenden del pasado. Percibo los malones que levantan la polvareda entre el hierro y el cemento de las ciudades. El grito de impotencia buscando justicia se eleva descarnado serpenteando entre las calles, los campos arrasando escuelas, hospitales, todo.
El siervo desde su lugar desamparado, masticando el hambre, escupiendo desaliento se levanta feroz. El rey, instalado en el gobierno, mira, observa, se justifica, engaña, se resbala en promesas mientras sus bolsillos se llenan con el hambre, el dolor de los pobres.
El remington y el telégrafo del ayer cobran vida en la Televisión e Internet mostrando la realidad que ellos quieren desconcertando a los pusilánimes que no entienden.
Triste realidad de este siglo XXI donde la esclavitud ha puesto grilletes en el alma con la ignorancia, con la traición.