lunes, 14 de septiembre de 2009

¡NIÑO, MI NIÑO DE LA ESCUELA RURAL

Del libro:
"Canto a la Escuela Rural" Gladys Acevedo

¡Niño, mi niño de la escuela rural!
Estrellita escapada del cielo
para dormir en un cuento bajo el algarrobal.

¡Niño, mi niño de la escuela rural!
manitas tomadas a las riendas de una estrella fugaz,
tus pasos alegran el arenal.

¡Niño, mi niño de la escuela rural!
Tu voz se hace canto con el zorzal
y vuela tu alma sobre el manantial.

En las mañanas, recorriendo el corral,
corderitos saltarines son tus amigos
y con ellos te pones a jugar.

El sol desde lo alto alumbra tu cara
radiante de felicidad cuando caminas presuroso
hacia tu segundo hogar.

Un sin fin de trinos
se descuelgan de los árboles
marcando el ritmo de tu caminar.

Crujen las piedras, el polvo se levanta,
aromas de tomillo enredados en los senderos
te regalan una fiesta sin igual.

Tu burrito compañero te acuna al trotar.
Las alforjas todas llenas sueltan risas,
a las nubes quieren trepar.

La mochila saltarina tintinea
al compás de lápices y cuadernos
que ya quieren trabajar.

Y a lo lejos la campana
te avisa que estás por llegar.
La escuela te espera como tu segundo hogar.

Blanca como la luna
tu maestra en el umbral.
con sus brazos abiertos y su mirada de trigal.

Ella, tu guía, tu luz de sabiduría.
Vos, una estrella dispuesta a iluminar.
Juntos en la escuela buscando la libertad.

¡Niño, mi niño de la escuela rural!
Estrellita escapada del cielo
para dormir en un cuento bajo el algarrobal.

¡Niño, mi niño de la escuela rural!
Manitas tomadas a las

1 comentario:

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Amiga: tu niño rural es bello, de mirada triste, lejana, que busca siempre una alegría en la naturaleza que lo sorprende. Me gustó compartir esa visión. Gracias, Te abraza, Laura.

Mi Sentir

Poemas en homenaje a la tierra que me adoptó:Pocho, departamento del oeste cordobés en Argentina.

¡Pampa de Pocho!
Te despliegas perezosa
entre palmares y algarrobales;
entre aromas, silencios
y lastimeros churcales.

Tu silueta lujuriosa funde
el ritmo cadenciosos de tus ríos,
el rojo estridente de mil atardeceres
junto a la transparencia de tu cielo
fileteado de volcanes.-

¡Pampa de Pocho!
Bendita tierra tapizada de verdores,
embriagada por tus encantos
esperas pacientemente
el fruto de tus maizales


(Antología S.A.D.E 99 Poesía)


REMINISCENCIAS

REMINISCENCIAS

Puchú, Puchú.
tu nombre de valiente
ha quedado hundido
en el corazón de la pampa pochana;
esa tierra bendita
que atesora mil batallas.
Tus huellas duermen
bajo los caminos polvorientos;
mientras brota quejumbrosa la sal
desde la profundidad de tus dominios.

Tu raza quedó escondida
bajo la alfombra de maizales
vertiendo la fuerza de un pueblo
ya desaparecido.
La misma luna,
el mismo sol,
las mismas sierras
que tus ojos absorbieron
para prenderse de tu corazón.

Puchú, Puchú,
el latido de tu pecho bravío
estalla cada atardecer
en su matiz enrojecido.
Mientras, el canto de tu tierra
duerme entre miles de palmares
sacudiendo sus crestas
sobre misteriosos pedregales.
(Traslasierra. Voces del 2.000. Antología)


CANTO A TANINGA

CANTO A TANINGA

Taninga,
quiero pintarte
con brillos de estrellas,
con hebras de lunas.

Taninga,
deseo cantarte
con murmullo de agua
brincando de piedra en piedra.

Taninga,
quiero salpicar tus lomadas
con brisas de noches veraniegas.

Aquietarte con el frío de los inviernos
abrazada por el gélido viento sureño.

Taninga,
quiero alumbrar
la alfombra aterciopelada
de tus pastizales.
Quiero aunar el canto de los grillos,
de las chicharras
y el andar silencioso
de graciosas vizcachas.

Quiero pintarte con mis sueños
desatando mi canto
mientras cabalgo entre tus
cerros y lomadas.
(Traslasierra. Voces del 2000.
Antología)



DESCUBRIR

DESCUBRIR
Velia Villarreal

En esas noches pochanas,
acunada con el suave cantar de las chicharras,
descubrí la inmensidad
entre destellos de noches estrelladas.

Y aquí me encontré,
entre sierras y palmares,
bajo una luna dibujada.


Y aquí me quedé,
para el ver el verdor de los maizales,
para sentir la fragancia diáfana
de hierbas y algarrobales.

Pocho, Pocho !
Eres la tierra donde ha quedado mi simiente.
Un hijo que absorbe tu esencia tradicional,
las siluetas de tus cerros,
el color de tus amaneceres,
la transparencia de tus ríos
recorriendo caminos de piedra y sal.

(Traslasierra. Las voces del 2000 . Antología)