LAS SÁBANAS
No sufras amor mío!
No es tristeza, ni un poquito de frío
lo que guardan las sábanas
mientras canta el río.
¡No sufras amor mío!
Mis silencios tienen transparencias
escondidas en los pliegues que se anudan
a tu cuerpo embriagado de mil caricias.
No son lágrimas las que brotan.
Es mi calor, mi sed, mi pasión.
Es mi ser envolviendo tu amor
cuando llega la noche para regalarte mil estrellas.
Y las sábanas se convierten en mi piel
recorriendo tu universo.
En ellas dejo, día a día, la promesa
de regresar cuando despierte el sol.
Gladys Acevedo
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