miércoles, 11 de septiembre de 2019

LA NIÑA, EL LOBO Y LA ABUELITA. Adaptación de Gladys Acevedo.


     Caperucita Roja vivía en un pueblo muy pequeño. Le llamaban así porque siempre usaba una capita de ese color.
     Todas las tardes con su mamá iban a tomar el té con la abuelita que vivía en una casa de campo, cerca del pueblo, pero ese día su mamá no podía ir porque tenía un compromiso importante, así que le pidió a la niña que fuera hasta la casa de su abuelita.
     Caperucita se puso feliz porque era la primera vez que iría solita, se sentía grande, muy grande!!!
      La mamá como sabía que era muy traviesa e inquieta le dijo:

- Caperucita, mi amor. Mucho cuidado. Derechito a la casa de la abuelita. Como yo no puedo ir te doy estos pastelitos para que tomen el té.
- Si mamá!!! – contestó Caperucita- No te preocupes. Yo conozco bien el camino.

    Y así fue que la mamá le puso la capita roja que tanto le gustaba a la niña, le dio la canasta y con un beso en la mejilla la despidió.
   Imagínense la alegría de Caperucita!!! Saltaba, cantaba, le hablaba a los pajaritos mientras recorría el camino.
Qué bonita la tarde,
qué bonito se ve el sol
saltando de rama en rama,
de flor en flor.

Cantan los pajaritos,
cantan  llenos de amor.
Igual que mi abuelita
ella es un primor.

   De pronto se acordó que en un lugar, ahí nomás cerquita del camino, en un rincón del bosque, había hermosas flores que brillaban con el sol. Cómo no le iba a llevar un regalo a su abu!!!
  Mientas tanto, detrás de una planta de poleo, dos ojos grandes la miraban. Era el Lobo. Ya había olfateado el olor a humano, así que despacito, sin hacer ruido esperó el momento para acercarse.
  La verdad es que no quería hacerle ningún daño. Tanto habían hablado mal de él, que los chicos siempre estaban asustados cuando se lo nombraba …..¡¡EL LOBOOOO!!!! ¡¡EL LOBOOOO! gritaban a toda voz; pero  él … sólo quería recibir cariño.
Así que decidió un plan.

- Hola Caperucita!!!- dijo el Lobo con voz elegante.

La niña de un salto se dio vuelta y se encontró con el Lobo.

- Buenas tardes Sr. Lobo- le contestó muy educada.

Como Caperucita pensaba que todos eran como ella, siguió conversando.

- Qué lindo que está el bosque Sr. Lobo!. Usted vive por aquí? – mientras recolectaba unas flores amarillas.
-Qué lindas flores!- dijo el Lobo – Para quién son?
- Para mi abuelita. Voy hasta su casa para tomar el té. Ella está solita así que le llevo esto de regalo y unos ricos pastelitos.

   El Lobo con las orejas paradas, los ojos brillando, sacó su lengua relamiéndose. Su intención era asustar a  Caperucita. Pero …. Nada.

- Caperucita!!! Se te hace tarde así que te sugiero que vayas por este sendero que es más corto que la ruta. Así llegarás más rápido.
- Gracias Sr. Lobo!!! Muchas gracias. Que tenga un hermoso día!!! – y comenzó a caminar por el sendero mientras cantaba:

Qué bonita la tarde,
qué bonito se ve el sol
saltando de rama en rama,
de flor en flor.
Cantan los pajaritos,
cantan  llenos de amor.
Igual que mi abuelita
ella es un primor.

   Apenas desapareció entre los arbustos, el Lobo….. Zummmmm!!! Salió corriendo rapidito, rapidito hasta la casa de la abuelita.

-Toc, toc!!!- golpeó la puerta Caperucita.
-Abuelita!!!! Abuelitaaa!!! La llamó mientras abría la puerta.
- Pasa hijita!!! Estoy en mi habitación!!
-Qué te pasa abuelita?
- Ay hijita, creo que estoy resfriada, menos mal que viniste.

Caperucita dejó la canasta en la cocina y entró en la habitación.
La abu estaba tapada hasta los ojos, con una gorra de lana y sus anteojos puestos.

-Qué rara te ves abu!!- le dijo Caperucita- Voy a correr las cortinas, aquí está muy oscuro.

Corrió las cortinas y al darse vuelta vió que de las sábanas salía una cola con pelos. Ahí se dio cuenta que algo no andaba bien, pero le siguió la corriente.

- Abu!!! Qué ojos tan grandes que tienes!!
- Para mirarte mejor hijita!!
- Abu!!! Qué orejas tan grandes que tienes!!!
- Para escucharte mejor, hijita!!!!
- Abu….. qué boca tan grande que tienes!!!
- Para co………. 

Y el Lobo no pudo terminar de hablar porque Caperucita le puso una de las chinelas de la abuelita en la boca.
   El Lobo ahogado y sorprendido quiso sacarse la chinela, entonces Caperucita corrió hasta la puerta, la cerró y le echó llave.
   El Lobo gruñía, y pataleaba mientras Caperucita le gritaba:

- Dónde está mi abuelita??? Dónde??? Voy a llamar a los bomberos para que te saquen y te lleven a una jaula!!!
- Noooo!Nooo Caperucita!!!- casi llorando le contestaba el Lobo!!! Era una bromaaaa!!!! Era una bromaaaa!!!! Tu abuelita salió por un rato y yo aproveché para hacerte esta broma. Dejameeeeee salirrrrr!!!!! 

   Justo en ese momento la puerta de entrada se abrió. Era la abuelita que llegaba con una sonrisa de oreja a oreja.
   Cuando Caperucita la vió, corrió hasta ella y la abrazó bien fuerte.

   Cómo terminó la historia? Los tres tomaron el té con los ricos pastelitos y a partir de ese día, el Lobo acompañó a su amiga a todos lados cantando juntos:

Qué bonita la tarde,
qué bonito se ve el sol
saltando de rama en rama,
de flor en flor.

Cantan los pajaritos,
cantan  llenos de amor.
Igual que mi abuelita
ella es un primor.

Colorín colorado….. este cuento se ha terminado.







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Mi Sentir

Poemas en homenaje a la tierra que me adoptó:Pocho, departamento del oeste cordobés en Argentina.

¡Pampa de Pocho!
Te despliegas perezosa
entre palmares y algarrobales;
entre aromas, silencios
y lastimeros churcales.

Tu silueta lujuriosa funde
el ritmo cadenciosos de tus ríos,
el rojo estridente de mil atardeceres
junto a la transparencia de tu cielo
fileteado de volcanes.-

¡Pampa de Pocho!
Bendita tierra tapizada de verdores,
embriagada por tus encantos
esperas pacientemente
el fruto de tus maizales


(Antología S.A.D.E 99 Poesía)


REMINISCENCIAS

REMINISCENCIAS

Puchú, Puchú.
tu nombre de valiente
ha quedado hundido
en el corazón de la pampa pochana;
esa tierra bendita
que atesora mil batallas.
Tus huellas duermen
bajo los caminos polvorientos;
mientras brota quejumbrosa la sal
desde la profundidad de tus dominios.

Tu raza quedó escondida
bajo la alfombra de maizales
vertiendo la fuerza de un pueblo
ya desaparecido.
La misma luna,
el mismo sol,
las mismas sierras
que tus ojos absorbieron
para prenderse de tu corazón.

Puchú, Puchú,
el latido de tu pecho bravío
estalla cada atardecer
en su matiz enrojecido.
Mientras, el canto de tu tierra
duerme entre miles de palmares
sacudiendo sus crestas
sobre misteriosos pedregales.
(Traslasierra. Voces del 2.000. Antología)


CANTO A TANINGA

CANTO A TANINGA

Taninga,
quiero pintarte
con brillos de estrellas,
con hebras de lunas.

Taninga,
deseo cantarte
con murmullo de agua
brincando de piedra en piedra.

Taninga,
quiero salpicar tus lomadas
con brisas de noches veraniegas.

Aquietarte con el frío de los inviernos
abrazada por el gélido viento sureño.

Taninga,
quiero alumbrar
la alfombra aterciopelada
de tus pastizales.
Quiero aunar el canto de los grillos,
de las chicharras
y el andar silencioso
de graciosas vizcachas.

Quiero pintarte con mis sueños
desatando mi canto
mientras cabalgo entre tus
cerros y lomadas.
(Traslasierra. Voces del 2000.
Antología)



DESCUBRIR

DESCUBRIR
Velia Villarreal

En esas noches pochanas,
acunada con el suave cantar de las chicharras,
descubrí la inmensidad
entre destellos de noches estrelladas.

Y aquí me encontré,
entre sierras y palmares,
bajo una luna dibujada.


Y aquí me quedé,
para el ver el verdor de los maizales,
para sentir la fragancia diáfana
de hierbas y algarrobales.

Pocho, Pocho !
Eres la tierra donde ha quedado mi simiente.
Un hijo que absorbe tu esencia tradicional,
las siluetas de tus cerros,
el color de tus amaneceres,
la transparencia de tus ríos
recorriendo caminos de piedra y sal.

(Traslasierra. Las voces del 2000 . Antología)