Caperucita Roja vivía en un pueblo muy
pequeño. Le llamaban así porque siempre usaba una capita de ese color.
Todas las tardes con su
mamá iban a tomar el té con la abuelita que vivía en una casa de campo, cerca
del pueblo, pero ese día su mamá no podía ir porque tenía un compromiso
importante, así que le pidió a la niña que fuera hasta la casa de su abuelita.
Caperucita se puso
feliz porque era la primera vez que iría solita, se sentía grande, muy
grande!!!
La mamá como sabía que era muy
traviesa e inquieta le dijo:
- Caperucita, mi amor. Mucho cuidado. Derechito a la casa de la abuelita.
Como yo no puedo ir te doy estos pastelitos para que tomen el té.
- Si
mamá!!! – contestó Caperucita- No te preocupes. Yo conozco bien el camino.
Y así fue que la mamá le puso la
capita roja que tanto le gustaba a la niña, le dio la canasta y con un beso en
la mejilla la despidió.
Imagínense la alegría
de Caperucita!!! Saltaba, cantaba, le hablaba a los pajaritos mientras recorría
el camino.
Qué bonita la
tarde,
qué bonito se
ve el sol
saltando de
rama en rama,
de flor en
flor.
Cantan los
pajaritos,
cantan llenos de amor.
Igual que mi
abuelita
ella es un
primor.
De pronto se acordó que
en un lugar, ahí nomás cerquita del camino, en un rincón del bosque, había
hermosas flores que brillaban con el sol. Cómo no le iba a llevar un regalo a
su abu!!!
Mientas tanto, detrás
de una planta de poleo, dos ojos grandes la miraban. Era el Lobo. Ya había
olfateado el olor a humano, así que despacito, sin hacer ruido esperó el momento
para acercarse.
La verdad es que no
quería hacerle ningún daño. Tanto habían hablado mal de él, que los chicos
siempre estaban asustados cuando se lo nombraba …..¡¡EL LOBOOOO!!!! ¡¡EL
LOBOOOO! gritaban a toda voz; pero él … sólo
quería recibir cariño.
Así que decidió un
plan.
- Hola Caperucita!!!- dijo el Lobo con voz elegante.
La niña de un salto se
dio vuelta y se encontró con el Lobo.
- Buenas tardes Sr. Lobo- le contestó muy educada.
Como Caperucita pensaba
que todos eran como ella, siguió conversando.
- Qué lindo que está el
bosque Sr. Lobo!. Usted vive por aquí? – mientras recolectaba unas flores
amarillas.
-Qué lindas flores!-
dijo el Lobo – Para quién son?
- Para mi abuelita. Voy
hasta su casa para tomar el té. Ella está solita así que le llevo esto de
regalo y unos ricos pastelitos.
El Lobo con las orejas
paradas, los ojos brillando, sacó su lengua relamiéndose. Su intención era
asustar a Caperucita. Pero …. Nada.
- Caperucita!!! Se te hace tarde así que te sugiero que vayas por este
sendero que es más corto que la ruta. Así llegarás más rápido.
- Gracias Sr. Lobo!!! Muchas gracias. Que tenga un hermoso
día!!! – y comenzó a caminar por el sendero mientras cantaba:
Qué bonita la
tarde,
qué bonito se
ve el sol
saltando de
rama en rama,
de flor en
flor.
Cantan los
pajaritos,
cantan llenos de amor.
Igual que mi
abuelita
ella es un
primor.
Apenas desapareció
entre los arbustos, el Lobo….. Zummmmm!!! Salió corriendo rapidito, rapidito
hasta la casa de la abuelita.
-Toc, toc!!!- golpeó la
puerta Caperucita.
-Abuelita!!!!
Abuelitaaa!!! La llamó mientras abría la puerta.
- Pasa hijita!!! Estoy
en mi habitación!!
-Qué te pasa abuelita?
- Ay hijita, creo que
estoy resfriada, menos mal que viniste.
Caperucita dejó la
canasta en la cocina y entró en la habitación.
La abu estaba tapada
hasta los ojos, con una gorra de lana y sus anteojos puestos.
-Qué rara te ves abu!!-
le dijo Caperucita- Voy a correr las cortinas, aquí está muy oscuro.
Corrió las cortinas y
al darse vuelta vió que de las sábanas salía una cola con pelos. Ahí se dio
cuenta que algo no andaba bien, pero le siguió la corriente.
- Abu!!! Qué ojos tan grandes que tienes!!
- Para mirarte mejor hijita!!
- Abu!!! Qué orejas tan grandes que tienes!!!
- Para escucharte mejor, hijita!!!!
- Abu….. qué boca tan grande que tienes!!!
- Para co……….
Y el Lobo no pudo terminar de hablar porque
Caperucita le puso una de las chinelas de la abuelita en la boca.
El Lobo ahogado y sorprendido quiso sacarse la chinela,
entonces Caperucita corrió hasta la puerta, la cerró y le echó llave.
El Lobo gruñía, y pataleaba mientras Caperucita le gritaba:
- Dónde está mi abuelita??? Dónde??? Voy a llamar a los bomberos para que
te saquen y te lleven a una jaula!!!
- Noooo!Nooo Caperucita!!!- casi llorando le contestaba el
Lobo!!! Era una bromaaaa!!!! Era una bromaaaa!!!! Tu abuelita salió por un rato
y yo aproveché para hacerte esta broma. Dejameeeeee salirrrrr!!!!!
Justo en ese momento la puerta de entrada se abrió. Era la
abuelita que llegaba con una sonrisa de oreja a oreja.
Cuando Caperucita la vió, corrió hasta ella y la abrazó bien
fuerte.
Cómo terminó la historia? Los tres tomaron el té con los
ricos pastelitos y a partir de ese día, el Lobo acompañó a su amiga a todos
lados cantando juntos:
Qué bonita la
tarde,
qué bonito se
ve el sol
saltando de
rama en rama,
de flor en
flor.
Cantan los
pajaritos,
cantan llenos de amor.
Igual que mi
abuelita
ella es un
primor.
Colorín colorado….. este cuento se ha terminado.
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