Huye la niña entre los espinillos. Su falda de fino algodón se deshilacha con cada avance hacia la noche. Los latidos de su corazón resuenan en sus sienes mientras mechones desordenados se vuelcan sobre el rostro desencajado.
No siente los rasguños que se dibujan en la pálida piel, sólo quiere salir de ese espacio torturante que la hostigó gran parte de su vida. La noche oscura no la ayuda en su intento y más sola se siente. Su garganta ahoga gritos de impotencia, de dolor, de rebeldía. Sus pies resbalan sobre una superficie pegajosa dificultando su avance… y cae. El silencio se le hunde en las entrañas y el miedo explota en su interior desparramando manotazos en el vacío.
No quiere gritar. Sabe que no debe gritar. Nadie podrá comprender que su casa de cristal se transformó en su jaula. Las fuerzas la abandonan…¿para qué continuar? ¿qué sentido tiene buscar la luz de la mañana para seguir el camino?
El vacío de su alma se hace cada vez más pesado. Las fuerzas la abandonan poco a poco.
Desde una rama envejecida por el tiempo dos ojos refulgentes esperan con calma mientras sucumbe la vida de la niña. De pronto, el viento bate con furia la hojarasca que en remolinos cortantes se acercan hacia el lugar donde la desesperación se desenvuelve en el tórrido escenario.
Julia yace desarticulada entre el fango acumulado debajo de un inmenso árbol, cuando desde la infinitud del cielo surge una luz muy tenue. La luminosidad adquiere intensidad perforando la hondura del espacio mientras las ráfagas sacuden con bravura cientos de ramas. La luz se acerca con una rapidez inusitada hasta formar un cono sobre el cuerpo inerte.
Un aleteo lleva el par de ojos amarillentos.
El viento se convierte en bruma que va cambiando de color hasta llegar al dorado. Cada partícula lumínica se derrama sobre el cuerpo castigado; y poco a poco, en círculos concéntricos, la piel absorbe, milímetro a milímetro, la esencia luminosa.
Gladys Acevedo
2 comentarios:
Enviado a mi correo electrónico por Graciela Ballesteros.martes, 30 de noviembre de 2010, 18:37
Qué lindo cuento.. seguro que la intencionalidad al ir hilvanando las palabras ha sido muy personal.. ..pero creo que hay parte de la historia de cada niña que habita en nosotros... tantas niñas que a lo largo de la vida hacemos yacer en el fondo del fango.. y siempre hay una luminosidad que nos levanta...
Como dicen.. el autor escribe y nunca sabe cuales emociones le hace vibrar al lector...
Te quiero... me encanta este como nuevo camino que estás transitando..
abrazo del alma
gra!
Gladys; creo que tiene varias interpretaciones porque son varios los caminos de la mente, que podrían originar este cuento. Cualquiera sea el disparador, está muy bueno. Te abraza,
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